El graffiti: ¿arte o vandalismo?
Por Augusto Atempa.
El graffiti es una de las expresiones urbanas que siempre genera múltiples opiniones al respecto. Basta con imaginar una conversación al respecto del tema; por un lado, para algún involucrado en la charla, lo primero que le viene a la mente son únicamente rayones en las paredes que, lejos de representar algo , sólo anuncian una falta de identidad por parte de los autores; pero, también, está la otra parte, el lado artístico que va mucho mas allá de los simples rayones, donde el autor se esmera para poder plasmar, con una serie de colores combinados en un dibujo, algún mensaje o una idea por medio de este arte urbano. Este tipo de artistas tratan de poner el alto esta forma de expresión que hoy en día ha perdido fuerza y la causa simplemente se enfoca en las personas que no han sabido cuidar o tratar al graffiti como tal.
Si partimos desde el punto de vista de la legalidad, ésta forma de expresión se ve, a los ojos de la sociedad más conservadora, como un vandalismo incontrolable, siempre vinculado con la destrucción, drogas y delincuencia. Para poder llevarlo a cabo, los grafiteros tienen que hacerlo a escondidas de la autoridad, de lo contrario, se tienen que pagar cuentas con la justicia. Cuando este tipo de expresión se utiliza por personas para poder dividir territorios vandálicos, entonces se genera temor en la sociedad al ver las pintas en los muros de sus casas.
Ésta revista se dio a la tarea de conversar con un graffitero que de principio se hace llamar “poeta” a lo cual agregó “el sobrenombre se utiliza para crearse fama entre su círculo de personas que se dedican a robar y drogarse”. En esta moda urbana también se pueden escalar posiciones “entre más lugares tengas con tus pintas te empiezas a dar a conocer, pero mientras mayor grado de dificultad en cuanto acceso y riesgo tenga e lugar donde pones tu línea, se adquiere la fama”. Todo esto también conlleva grandes riesgos “se debe tener cuidado porque muchas veces existen territorios que están marcado por grandes bandas de jóvenes que protegen lo que es suyo y el reto es poder plasmar su graffiti o rayar encima de los que existen para demostrar autoridad ante los demás”. Pero también se corre el riesgo de ser descubierto y, de ser así, se exponen a ser golpeados por los rivales en turno. Ejemplos como este dejan un panorama más claro de la manera en que, en determinados casos , el graffiti deja de ser artístico y se vuelve sólo una forma de vandalismo.
Por otro lado, también existe el punto de vista de quienes defienden ésta forma de expresión ya que, con esmero y paciencia, se logran bellos retratos hechos con latas de pintura.
Murales de gran tamaño iluminan con sus colores las fachadas de calles muy transitadas todos los días en esta ciudad, y es así como el graffiti se defiende ante esos garabatos que lo único que demuestran es la falta de cultura de algunas personas que, sin saber el origen de este gran movimiento, se dedican a destruir todo aquello que se cruce en su camino con rayones sin sentido. Del lado contrario, las personas que saben plasmar un graffiti mencionan que el desprestigio de ésta actividad ha llegado al grado de que se les ha negado su práctica debido a que la autoridad toma represalias contra los graffiteros .
Los jóvenes reclaman a las autoridades de nuestra ciudad espacios para poder plasmar lo que ellos llaman.
Además de ingenioso, resulta bastante caro crear un mural con un dibujo de calidad. Los graffiteros mencionan que se gastan más de mil pesos para realizar un cuadro de aproximadamente 10x10m.
El graffiti, como tal, comenzó a finales de los años 60´s y tuvo una gran aceptación por parte de los jóvenes. Hoy en día, desafortunadamente, son ellos mismos los que han desviado el propósito fundamental del arte urbano, que es la libre expresión de ideas, y lo han convertido en un medio para ensuciar y destruir zonas urbanas.
Como expresión artística, el graffiti tiene que regularizarse en todos los aspectos y así dotarnos de dibujos con alta riqueza visual y con ello nos libre de las pintas sin sentido, ya que hoy en día podemos ver que no hay calle en esta ciudad, que quede libre de pintas de este estilo.